
Soy la persona detrás de La Oruga Azul, un emprendimiento que nace de mi amor por la creatividad, la naturaleza y las segundas oportunidades.
Fui guía de turismo por muchos años, lo que fortaleció mi conexión con la historia, la cultura, la flora, la fauna y los paisajes de mi país. Hoy como estudiante de marroquinería, canalizo esa conexión a través del arte hecho a mano.
Mi proyecto surgió de la necesidad de expresarme y al mismo tiempo cuidar el planeta. Trabajo con materiales reciclados y reutilizados como cuero de asientos de avión, retazos textiles de tapiceros locales o reutilizados, madera, papel reciclado y porcelana fría hecha con ingredientes vencidos, dándoles una nueva vida llena de propósitos y belleza.
El nombre de La Oruga Azul viene del personaje de Alicia en el País de las Maravillas, símbolo de transformación, imaginación y libertad creativa, cualidades que inspiran cada una de mis creaciones bajo el lema: “Todo lo que imagines puede ser real”. Creo profundamente que lo que parece descartado puede renacer con vida, belleza y propósito.
El último año me he enfocado en la marroquinería artesanal, creando bolsos, carteras, cartucheras, estuches, delantales y monederos, con detalles únicos como forros de telas reutilizadas, tejidos y pintura decorativa. Cada pieza está pensada para ser funcional, artística y sostenible, rescatando el valor de lo hecho a mano.